8.9 C
Madrid
viernes, 19 diciembre, 2025
8.9 C
Madrid
viernes, 19 diciembre, 2025

La otra electrónica

Sobre Oneothrix Point Never y la búsqueda...

Futuro del Orgullo LGTBIQ+: “La calle es lo más básico que tenemos”

El cierre del año da la oportunidad de hablar sobre el futuro del movimiento LGTBIQ+, partiendo del activismo local y nuestras raíces

El 2 de diciembre, el Supremo avaló que, con motivo del día del Orgullo LGTBIQ+, se coloque la bandera arcoíris en edificios públicos. Esta victoria se celebra sobre un telón incierto, y cierra un año marcado por el auge los discursos de odio y la polarización. Buscando esperanza y un camino que seguir para el movimiento queer, hablo con Anita Canteli y Yosu Álvarez, activistas y organizadoras del Orgullin del Norte. Quizá hallemos la respuesta en nuestras raíces y el activismo de las comunidades locales y rurales.

“Estamos en el coche, en Mallorca. Esta es Yosu, que pertenece a Xega”, me dice Anita, con alegría, al coger mi llamada. Es casualidad que esté con su amiga, y una sorpresa grata. Ambas ocupan la pantalla de mi móvil con aquella sonrisa que solo dibujan las vacaciones. Colocándome en el asiento de copiloto, comenzamos a charlar. Anita es una activista asturiana que organiza el Orgullín del Norte cada año, y Yosu forma parte de Xega, la principal asociación LGTBIQ+ del Principado.

Cartel del evento este pasado año | Fuente: El Orgullín del Norte
Cartel del evento este pasado año | Fuente: El Orgullín del Norte

Vivir el Orgullo

El Orgullín del Norte es más que un evento, es resistencia y celebración. Desde hace 15 años, en el Día del Orgullo LGTBIQ+, reúne en el Camping de Deva (Gijón), a quienes quieran disfrutar de un fin de semana repleto de música, actividades, comida y color. “El orgullo es una forma de vivir, lo es todo”, me dice Anita.

La historia de este día se remonta a siglos atrás, pero uno de sus hitos más importantes es la revuelta de Stonewall en 1969. Aquel incidente en Nueva York, marcado por la resistencia a una redada policial en el bar queer Stonewall Inn, desencadenó un movimiento global en favor de los derechos civiles y la visibilidad de la comunidad. Desde entonces, el 28 de junio se conmemora cada año con manifestaciones alrededor del mundo. Sin embargo, el concepto de Orgullo, hoy en día, también abarca algo mayor: un sentimiento, o como dice Anita, una forma de vivir. Esto lo descubrió cuando, con veintitantos años, se mudó de la cuenca minera a Gijón. “Es ahí cuando empiezo a conocer mucha gente, gente cercana. Muchos referentes de calle; como digo yo, gente de la calle que se siente como yo”. 

Revuelta de Stonewall en 1969 | Fuente: Wikicommons (Joseph Ambrosini)

Anita viene del movimiento juvenil de hace 25 años, “cuando había que hacerlo todo uno mismo, porque no había recursos”. Esa experiencia cimentó su evidente tenacidad y pasión. “Cuando llegué a Gijón, abrí un negocio de hostelería, un poco referente al colectivo; era una sidrería. Una sidrería que llamaban de ambiente”. Sus palabras resuenan con los inicios del movimiento organizado LGTBIQ+. Parecen reflejar una experiencia universal de comunidad. El espacio público y los lugares de ocio han sido siempre puntos de encuentro y escenarios de política social.

Ahora, esos espacios se han extendido al ámbito online. Pero, en la España rural, la taberna o el centro social siguen siendo esenciales, y Anita sabe bien la importancia de estos lugares. “Te empiezas a meter un poco más, pero a tu manera, no de forma activista”, dice sobre sus primeros pasos. “Es muy fuerte, pero así pasa. Hablando en aquel tiempo con otras dos hosteleras, decidimos hacer lo que fue el inicio del Orgullín”.

Lo último que se pierde

Según un sondeo monográfico del instituto 40dB. para El País y la Cadena SER (2024), solo el 41% de españoles está de acuerdo con la celebración del Orgullo LGTBIQ+. Asimismo, se ha observado un ascenso en los delitos de odio, investigados, por razón de sexualidad de aproximadamente un 10%, según el último informe del Ministerio de Interior (2023).

Anita y Yosu no niegan los avances en derechos: “Cuando caminas por la calle, ves a gente joven de la mano, con expresiones de género menos normativas, y eso es importante”, reconocen. Pero Yosu agrega: “La resistencia que hay ahora con el tema político de la extrema derecha hace que ese tiempo de lo políticamente correcto que se produjo un poco entre el 2005 y el 2015 se haya acabado. Quiero decir, la gente ya se atreve a insultarte por la calle otra vez porque se ve refrendado por discursos que están sonando en el Congreso o la Xunta de Gobierno.” De la misma forma que Anita confirma que era inevitable sumarse a la lucha, parece que ahora es inevitable preguntar: ¿Cómo seguir luchando?

undefined
Marsha P. Johnson, importante activista queer en 1977| Fuente: Wikicommons

Ante esta realidad, y la desesperación que acarrea, muchos se preguntan si sigue teniendo sentido salir a la calle, vestir la bandera arcoíris… Pero Yosu no tiene dudas. “El día del orgullo tiene una historia. La gente se maquillaba y salía. No queda tan atrás. Gente que todavía está viva cuenta que hizo espectáculos de travestis donde tenían que llevar la ropa de hombre debajo para escapar rápido. Y las manis del orgullo empiezan siendo algo donde todos sacan pluma, se pintan… Porque había que poner colorada a la derecha y ¿cómo? Pues los chicos poniéndose tacones o arnés de cuero. Y era estupendo, porque es algo que no estaba, que les habían quitado. No lo hacemos, entonces, porque reivindiquemos nada nuevo, sino por nuestra existencia y cultura”. Y a esto, añade, “Como no salgamos a la calle, nos lo van a quitar”.

Hacerse ver y hacerlo en familia

El desencanto se hizo palpable el pasado Orgullo LGTBIQ+ de Madrid, reflejado en actos descoordinados y desconectados. Esto dividió opiniones, intenciones… Y cuestionó la existencia de una identidad comunitaria que pueda defenderse. Sin embargo, en Asturias, la historia fue distinta. En el Camping de Deva, Anita, Yosu y otros muchos crearon un espacio físico análogo a ese espacio abstracto de comunidad que hallaron años atrás. “La palabra familia y comunidad son la base del Orgullín. Sin ellas, esto no tiene sentido. El concepto de familia, tanto en el colectivo al que pertenezco como en la asociación, es fundamental. Este evento es para ellos, para todos, y no dejas de venir por falta de dinero”. Esta utopía se hizo realidad en la imagen de niños bailando al ritmo de Gloria Gaynor junto a nostálgicos de los 80, ofreciendo una nueva definición de lucha.

El Orgullín del Norte 2024 | Fuente: El Orgullín del Norte

Anita tiene una teoría que a veces le discuten, dice: todo tiene que partir del ocio. “Cuando éramos jóvenes, llegamos al activismo de izquierdas a través del ocio. No llegamos por ser superpolíticos”. Esa idea del disfrute como forma de resistencia es lo que diferencia al Orgullín del Norte. Existir es resistir. Y, ¿no se merece uno deleitarse? Recuerda: “Hubo un antes y un después cuando nos sentamos a decidir qué queríamos con esto. ¿Seguimos siendo solo un evento festivo o empezamos a darle contenido? Es difícil darle contenido a una actividad de ocio, pero se puede y se hizo”.

En 2020, año de la COVID-19, la calle quedó vacía, mientras las redes sociales se llenaban. Fue un caldo de cultivo para la exacerbación de desigualdades sociales. Un informe de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2020 mostró como, durante la pandemia, se promulgaron leyes que retrocedieron en derechos, se demonizó al colectivo,  trámites judiciales trans fueron paralizados, etc. Todo ello fue tanto causa como consecuencia de cámaras de eco en internet, ahora sin contrapartida por falta de presencia en la calle. “Es lo más básico que tenemos”, insisten. “Durante la pandemia quedó claro. Los de Vox estaban poniendo sus puestos delante del teatro Jovellanos y en todas las ciudades. Llegaron para quedarse, porque ahora no hay evento cultural o festivo donde no estén. Por eso, tenemos que estar en la calle, tanto cuando sucede una agresión como cuando queremos celebrar”.

El pueblo tiene la respuesta

Anita y Yosu, de raíces mineras, llevan “la lucha en la sangre”. Esto se refleja en el Orgullín del Norte, un evento que arroja esperanza en tiempos de confusión. Y, en su complicidad, sus recuerdos y sus reflexiones puedo discernir el posible futuro del movimiento LGTBIQ+.

La palabra «pueblo» cobra una doble dimensión: designa tanto a la fuerza armoniosa de una comunidad como al lugar geográfico, ambas siendo la cuna de movimientos sociales. “No tiene sentido no ser un evento asturiano y queer, son dos formas de orgullo que encajan”. Las conversaciones sobre diversidad y liberación con seno en los pueblos inspiran eventos como este, y movimientos que superan diferencias. En esto radica la importancia de la labor de visibilización a nivel regional: eventos como el Orgullín del Norte. La celebración de nuestras culturas, sea la que sea, parece ser la respuesta que nos ofrecen las veteranas. Es la respuesta que me llevo a mi pregunta.

Por último, quiero saber qué significa el Orgullín para ellas, a nivel personal: “¿Optimismo? ¿Energía? Sí, te da la energía para seguir trabajando. Te da mucho subidón, es muy emocionante. Yo he llorado en más de una mani del orgullo, de la emoción de decir hostia qué guay. Ves la marea de gente super diversa, y es como… hostia. Hay que seguir currando, hay que seguir dándole espacio a esta gente. Por eso apelo a los jóvenes, que empiecen a de verdad dejar de vernos como aquellas dinosaurios que iban a las manifestaciones. Hay que seguir haciendo lo posible para que esta gente siga estando ahí”.

Actualidad y Noticias

+ Noticias de tu interés

Solos ante el Labubu

Los jóvenes pedimos respuestas ante una realidad con tintes surrealistas Esta pasada semana, el Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025, elaborado por Fad Juventud en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña, compartía nuevos datos acerca de la experiencia juvenil en...

Lesbiana busca amistad, espacio y voz

¿Dónde están las lesbianas? La pregunta que a muchas nos atormenta, y sus consecuencias Me pregunto si alguna vez ha existido un espacio para las lesbianas. Un espacio en el que escuchar a Chappel Roan, leer a Safo, y dar...

Kneecap, mesías de la juventud

Kneecap se alza como símbolo de resistencia al status quo, y retoma el desorientado espíritu punk La violencia del conflicto palestino sitúa bajo escrutinio todo aquello dado por conocido. Obliga a mirar las contradicciones de un sistema que señala como...

Descubre más desde El Generacional

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo