La subcultura de ir despacio que florece en tiempos de ir deprisa
En tiempos de instantaneidad, cada vez se consume información en mayor cantidad y rapidez. Ante la inmediatez, nace una subcultura que defiende los valores de verificar y reflexionar.
¿Qué es el Slow Journalism?
El slow journalism o periodismo lento nace a raíz del movimiento lento junto con los esfuerzos de la prensa por limpiar la profesión del periodismo. Se caracteriza por la crítica hacia la prensa convencional por una calidad deficiente del periodismo. Brota como una reacción a tiempos de instantaneidad, busca fomentar el consumo de la información rigurosa e invita a la reflexión pausada.
Como su nombre indica, es lento. Predominan los reportajes de investigación que requieren más dedicación que, por ejemplo, las noticias de última hora –que serían todo lo contrario a este movimiento–. Etiqueta aquellas piezas informativas que algunos profesionales crean con más tiempo y con matices narrativos en un proyecto de investigación.
Slow movement
Una ideología que aboga por la calidad y el placer de hacer las cosas despacio. Propone fomentar el desarrollo de las personas a través del control del tiempo sin doblegarse a su abuso.
Este movimiento critica cómo la sociedad de masas se ha convertido en una cultura esclava del tiempo y del capitalismo, como el mundo se ha convertido en aceleración y apenas tenemos tiempo para la reflexión y la pausa.
Satiriza la obsesión de aprovechar el tiempo, muy relacionado con la recompensa por el multitasking. Actualmente se premia la capacidad de someterse a altos niveles de presión mientras se llevan a cabo actividades productivas, todo esto sin asfixiarse. En los últimos años se ha extendido empezando por el Slow Food en Europa –en contra del Fast Food.

Culto a la inmediatez
En una cultura donde prima la inmediatez, el slow journalism invita a la investigación y creación rigurosa de piezas informativas que se opone a las tendencias de la cultura de la inmediatez. Acostumbrados a la instantaneidad, esta subcultura aboga por un periodismo especializado y no tan general. Solemos buscar la rapidez, mantenernos informados de forma superficial y en varios ámbitos; eso nos lleva a la infoxicación –intoxicados de información–.
Hoy en día se rechazan los documentales largos que calificamos de monótonos, preferimos consumir TikToks de 15 segundos, antes que sumergirnos en un solo tema. No tenemos tiempo.
Generaciones cada vez más hiperactivas experimentan desinterés por aquellas actividades que requieren atención por un largo periodo de tiempo. El fenómeno de la velocidad como una de las características de las sociedades más modernas, esto no es necesariamente negativo, el problema es el culto que le hacemos; la obsesión por cubrirlo todo y conocer todo rápidamente. Conocer lleva tiempo.
Por otro lado, nos encontramos con el dilema de las redes sociales. Los periodistas han sido los que tradicionalmente transmiten los hechos noticiosos, pero con la revolución de redes, cualquier usuario puede adelantarles. Ante esta carrera por ver quien informa antes, la reacción de los medios es correr demasiado y no tomarse el tiempo suficiente para hacer una pieza de calidad. Así empieza la desinformación.
Vísteme despacio, que tengo prisa
Una sociedad con prisa, donde se publican noticias sin ser verificadas. Los rumores y las fake news corren rápidamente por toda la red. Son consecuencias del ansia de información que demandamos, se busca la velocidad y ser el primero. Esto deriva en un periodismo tan superficial que resulta muy fácil de consumir, no hay espacio para que los usuarios reflexionen o duden antes de dar al botón de “Compartir”.
Uno de los pilares del periodismo es la verificación de la información, cuando la inmediatez se impone sobre nuestras metas a la hora de ejercer la profesión, se viola este valor deontológico; no se contrasta la información.
Los partidarios de este movimiento siguen un ciclo más largo y no se centran en la última hora. Además, abogan por un periodismo de formato largo donde prime el rigor, como las crónicas, ensayos o reportajes. Definen la noticia como la ciudadanía demanda y no como lo más novedoso. Un movimiento que cada vez se extiende más y que, en última instancia sólo busca defender la máxima del periodismo, buscar la verdad.